En una esquina del barrio de Sant Antoni en Barcelona, con un presupuesto familiar, una estética doméstica y un gran empeño, convertimos lo que era un local de ropa en un pequeño restaurante.

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El reto era, en una planta completamente irregular, diseñar el área principal del restaurante.

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La chapa metálica ondulada se usó como recubrimiento de las paredes para regularizar las inclinaciones de los muros del área principal, utilizando un color muy claro para brindar luminosidad al interior.

La madera se utilizó en diferentes elementos como estanterías, mobiliario y fachada para dar calidez al interior.

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Para el mobiliario se realizó un gran trabajo de reciclaje,  se buscaron pupitres escolares antiguos y se sustituyó solamente el tablero original, las lámparas de cristal se consiguieron en mercadillos de segunda mano igual que varias de las sillas.